El reciente intento de desestabilización en Jujuy, por parte de sectores del oficialismo nacional y de la izquierda, puso a la provincia en el centro de las miradas de todo el país. Ese accionar violento, incentivado y financiado desde afuera de los límites provinciales, que buscó atentar contra las instituciones, la paz de la provincia y la libre circulación de los jujeños obligó a las autoridades y a las fuerzas de seguridad a restablecer el orden necesario para cualquier convivencia.
Si bien el gobierno de Gerardo Morales buscó mantener siempre abiertos los canales de diálogo y negociación con los sectores que habían iniciado un genuino reclamo, la presencia de infiltrados y violentos alteró ese proceso.
Sería ingenuo pensar que se trató de una casualidad. Justo se desencadenó el ataque a la figura del gobernador en momentos de cierres de alianzas, listas e inicio de una campaña que lo tiene como protagonista. Raro si, casual no.
Aquellos que fogonearon el conflicto hablan de Jujuy como el “laboratorio” de un futuro incierto y represivo si Juntos por el Cambio llega al gobierno en las próximas elecciones. Nada más alejado de la realidad. Ahora, si quieren hablar de Jujuy como “laboratorio”, podrían hacerlo sobre las ideas e iniciativas que en estos años pusieron en valor a la provincia.
Así, entonces podríamos hablar de la energía que genera Cauchari, el mayor parque solar de América Latina ubicado en nuestra puna.
Energía que se vuelca en la educación de la primera infancia ya que con la renta proveniente de la venta de energía se financia el Programa de Mejora de Acceso y la Calidad Educativa (PROMACE). Además, el parque solar ubicado una de las áreas con mayor radiación solar del planeta, genera energía limpia para más de 100 mil hogares y ha generado miles de puestos de trabajo directos e indirectos.
O del desarrollo de la industria del cannabis medicinal a través de Cannava, primera empresa estatal dedicada a la producción de derivados medicinales de cannabis de Argentina. Una iniciativa del gobierno de Jujuy que sigue abriendo caminos al desarrollo científico y tecnológico aplicado a la biomedicina marcando líneas de desarrollo que se replican en otras provincias y también a nivel nacional.
Podemos incluir en este racconto el exponencial crecimiento y desarrollo que experimentó el turismo. La ocupación promedio durante el último mes de enero fue del 79,6%, el más alto en la historia jujeña con 93% de ocupación en la región de la Quebrada. Anteriormente, el más alto nivel de ocupación se había registrado en enero del 2020 con el 65 por ciento. Esto dejó un impacto económico que superó los $2400 millones y durante el año 2022 alcanzó los $8.067 millones.
Todo esto, acompañado por un marcado crecimiento en los últimos años de pasajeros que arribaron a Jujuy (aproximadamente del 25%) motivado por el aumento de frecuencias aéreas diarias lo cual trajo aparejada la modernización y ampliación del aeropuerto. Una verdadera política de promoción de la provincia.
La afectación por culpa de los piquetes, cortes de ruta y las violentas protestas en Jujuy se tradujeron en una pérdida de ingresos de unos $700 millones -solamente en turismo- en el último fin de semana largo.
Ideas innovadoras, obras de infraestructura, escuelas en toda la provincia, mejoras y ampliaciones en hospitales. La oportunidad que abre la producción de litio y la posibilidad de agregarle valor. Jujuy creció en estos años y sigue creciendo.
Pretender ensuciar una gestión que hizo de una provincia que todos decían que era inviable en un polo de producción, en un territorio receptivo a las inversiones y en una tierra que todos quieren visitar es de una bajeza inaudita.
Los jujeños saben de dónde veníamos y todo lo que logramos. Saben que todo lo que se hizo se puede hacer en el país. Unos pocos inadaptados no los van a convencer de lo contrario. Porque las obras y las ideas siempre van a ser más fuertes que la violencia.