En la cárcel de Roca, en once años construyeron varios túneles y hubo tres fugas masivas. Del último hecho, todavía no hay información oficial del penal.
Cuando uno repasa las fugas más importantes de la historia criminal Argentina tiene varias para agendar, pero sin dudas que la cárcel de Roca merece un capítulo propio más aún después del último intento con la construcción de un túnel de 350 metros. En un rápido repaso se puede advertir que en los últimos once años al menos la cárcel fue noticia en cinco o seis ocasiones producto de túneles que encaminaron a la libertad a varios presos.
Es asombroso con la facilidad que se puede excavar en ese terreno y la falta de astucia de los penitenciarios rionegrinos, pero a lo mejor no se trata de ninguna carencia sino de complicidad como pasa en casi todas las fugas. Hay una máxima que reza que en toda fuga hay ayuda interna y externa, otra cosa es probarla.
Cierto es que la cárcel está construida en un terreno blando, por lo que una vez que se supera la fina capa de hormigón del piso del penal, es sumamente sencillo cavar. Los presos no necesitan de grandes elementos, con las cucharas de metal les basta, pero también lo pueden hacer a mano. La tierra acumulada se traslada en bolsas o en los bolsillos de los pantalones y se arroja en el patio, por las ventanas de las celdas o al sistema cloacal. No hay nada nuevo, todo en materia fuga y túneles ya ha sido descubierto.
Fuga de octubre 2013
Los internos del pabellón cuatro casi logran concretar una fuga de antología tras construir un túnel 32 metros de largo que pasaba por un paredón externo en el sector norte de la cárcel.
La arena y tierra que extraían la escondían en los colchones y los escombros terminaron en las cloacas de los baños.
El ministro de Gobierno de ese entonces, Luis Di Giacomo, advirtió que se logró abortar el intento de fuga porque hubo una maniobra distractora que terminó sembrando dudas en el personal penitenciario.
Esa medianoche, desde el exterior, sobre el ala norte del establecimiento, se efectuaron disparos desde un vehículo contra el personal que vigilaba el sector.
De inmediato se dispuso una requisa en el penal y en el pabellón cuatro, más precisamente en la celda 8 “se encontró un túnel que comunicaba con la parte norte, entre el gimnasio y el murallón externo, donde se detectó un boquete por el que pensaban escapar cuatro internos”, agregó Di Giacomo.
El funcionario detalló que el túnel tenía unos 32 metros de largo.
El mismo túnel una semana después
Si hay algo que está claro en los penales, medianamente serios, es que los túneles hay que cementarlos. Pero en Roca ese requisito no se cumple. De hecho, a menos de diez días el intento de fuga del pabellón cuatro por un túnel de 32 metros, se produjo una fuga de doce internos.
Los reclusos aprovecharon la negligente actitud de las autoridades del penal y utilizaron parte de la excavación anterior para escapar. De hecho, fueron presos del mismo pabellón cuatro, pero de celdas distintas que aprovecharon el túnel para concretar su fuga.
Nueve de los fugitivos fueron recapturados en cuestión de horas, pero hubo tres que materializaron el escape: Mauricio Barcaza y Mariano Boiero, ambos condenados por robo, y Agustín Nicolás Leal, condenado por homicidio.
El juez Juan Pablo Chirinos informó que los doce internos escaparon por medio de un túnel que llegaba hasta el patio de la cárcel y que aparentemente tiene conexión con el anterior pasadizo utilizado la semana pasada para una fuga que terminó frustrada.
La fuga se gestó entre las celdas 8 y 9 del pabellón cuatro, alrededor del mediodía. Los guardiacárceles encontraron sogas y ganchos con los que un grupo de internos intentaba escapar.
“Los internos conocían el túnel anterior, sabían que había sido tapado por los extremos, y aprovecharon el centro del mismo para conectar el nuevo tramo”, explicó Emilio Martínez, director de la unidad, y agregó que “trabajaron desde el sector del gimnasio hasta trasponer la muralla unos 10 metros aproximadamente”.
El director del penal aseguró en conferencia de prensa que ya había pedido materiales para tapar el túnel y personal porque con la cantidad de personal que tenía no podía dar con los estándares de seguridad mínimos.
Un año después, otro túnel
Y parece joda, pero no lo es. Un año después, el 7 octubre de 2014 a las 4 de la madrugada, seis presos se fugaron por un túnel del penal de Roca. A esta altura da la sensación de que más que una cárcel es un queso gruyer.
El túnel lo excavaron desde el pabellón 4 y llegaba hasta un patio interno para luego trepar el muro perimetral y ganar la calle.
Fueron convocados de manera urgente efectivos policiales de todas las unidades, que rodearon el Establecimiento Penal N° 2 ante la posibilidad de que la fuga fuera masiva. Por suerte solo seis presos lograron escapar: Gustavo Villasuso, Jorge Martínez, Silvio Miranda, Jorge Ibáñez, Luis San Martín y Elías Ibarra Curipe.
Los papelones en materia fugas en la cárcel de Roca parecen no tener fin porque ahora se sumó un túnel de 350 metros por el cual todavía oficialmente no comunican si hubo presos que escaparon o si lograron frenar la huida. Anoche realizaban un amplio conteo de presos en todo el penal y la versión que se manejaba es que solo dos habían logrado salir por el túnel. Oficialmente, nadie brinda información.
En 2023, nuevo intento de fuga con dos túneles
En septiembre del año pasado, los internos del pabellón 2, donde está alojado el líder de la megabanda José «Chiqui» Forno, condenado a 30 años de prisión, concretaron dos túneles para intentar una fuga masiva.
El hallazgo fue fortuito porque uno de los penitenciarios advirtió a partir del sistema de cámaras de seguridad como un interno arrojaba una bolsa por entremedio de los barrotes de una celda. Cuando verificaron descubrieron que contenía tierra. Ese fue el dato clave que los llevó a requisar todo el pabellón.
Los penitenciarios descubrieron que debajo de la celda 8 se accedía a los túneles cuya boca era de 30 centímetros de ingreso y se extendían a lo largo de 10 metros. Uno de los túneles apuntaba al polideportivo y otro hacía un patio interno por lo que tenían pensado salir por distintos lados para distraer a los guardiacárceles y tener mayores posibilidad de concretar la fuga.
Toda esa tierra extraída durante la excavación de los túneles, unas cien bolsas, las mantuvieron almacenadas en el baño de una celda y con un lento trabajo de hormiga se iban deshaciendo hasta que uno fue descubierto.
Ese había sido el último intento, pero el megatúnel de 350 metros que descubrieron este viernes en la tarde ha dejado en jaque a las autoridades y bajo sospecha de complicidad al personal penitenciario. /Guillermo Elías- lmneuquen