La licitación adjudicada el miércoles a última hora por la estatal Integración Energética Argentina (Ieasa, ex Enarsa) fue por 8 buques a un precio ponderado de u$s 39 por millón de BTU -casi el quíntuple que el promedio total de 2021– y un total de aproximadamente u$s 775 millones. Esto indica que el Tesoro podría requerir de 7500 millones de dólares entre mayo y septiembre.
Ese monto es exclusivamente para cancelar las facturas de importación solamente de gas licuado, si se proyectan los precios actuales a las próximas compras. La cuenta no incluye los combustibles líquidos que utilizan las centrales eléctricas, que pueden sumar otros u$s 3000 millones a la boleta.
Ya en enero Ieasa había licitado un barco por u$s 27,44 por millón de BTU, con un costo total cercano a u$s 55 millones. Esta misma semana, aparte del gas licuado, la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) adjudicó importaciones de gasoil y fuel oil -líquidos para las usinas térmicas- por u$s 270 millones, de acuerdo a lo que comentaron fuentes de la industria a El Cronista.
El cuadro marca la situación de escasez de energía y todos los problemas que se avecinan para la economía argentina. Las previsiones actuales de los consultores, el sector privado y las autoridades marcan que se necesitarían 69 barcos para cubrir la demanda y que aún así puede faltar gas para la industria y los autos a GNC. Con apenas 9 cargos comprados, el Gobierno busca una ventana de oportunidad para que bajen los precios internacionales. Además, espera que llueva más en Brasil y en Neuquén para contar con energía hidroeléctrica barata.
Antes de descargar en la Argentina, los capitanes de los barcos que trasladan GNL desde Estados Unidos, Qatar y Trinidad y Tobago esperan en las costas uruguayas la confirmación de que el Banco Central (BCRA) giró los fondos en dólares. Todo un desafío en momentos en que se profundizan las restricciones para importar insumos, como contracara del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de acumular reservas por u$s 5800 millones en este ejercicio.
El gas licuado empezará a llegar el 2 de mayo a los barcos regasificadores de Escobar y de Bahía Blanca, operados por la estadounidense Excelerate Energy. Los cargamentos fueron adjudicados a la francesa Total Energies, la holandesa Vitol, las empresas suizas Trafigura y Gunvor y la española Naturgy.
El Gobierno aseguró a través de la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, que habrá energía suficiente en invierno. No obstante, el sector privado desconfía: la Unión Industrial Argentina (UIA) y distintas pymes quieren acordar un esquema voluntario de racionamiento y eficiencia en el consumo de gas y electricidad.
Con volúmenes y precios de la energía aún inciertos por la invasión de Rusia a Ucrania, las autoridades rezarán para que el clima acompañe y que no haga tanto frío en invierno.
Al cierre de esta edición todavía faltaba definir el esquema de importación de gas de Bolivia, que a su vez derivará en un posible swap con Chile. Este intercambio sería por exportaciones a u$s 5 por millón de BTU través de Neuquén, donde está Vaca Muerta, para devolverla por los gasoductos del Norte, con gas licuado importado a u$s 40 que llega a los puertos de Chile en el Océano Pacífico.
El impacto fiscal y cambiario será enorme. En el sector regulado del gas calcularon que los subsidios pueden saltar del equivalente en pesos a u$s 11.000 millones de 2021 a u$s 18.000 millones en 2022. Asimismo, si se cumple lo pactado con el FMI, unos 3000 grandes comercios e industrias recibirán un fuerte aumento de las tarifas eléctricas a partir de mayo y puede provocar una alta inflación «de segunda ronda».