Los fieles de la prelatura participaron de un homenaje al obispo emérito, que regresa a España, su tierra natal, tras 52 años de entrega y labor pastoral. Hubo caminata, misa y un brindis comunitario.
La feligresía quebradeña despidió, en un homenaje emotivo, al obispo prelado emérito de Humahuaca, monseñor Pedro Olmedo CMF, quien se deja la provincia para regresar a su España natal. Tras una larga reflexión, el prelado claretiano tomó la decisión de reencontrarse con sus raíces a sus 79 años, de los cuales más de 50 fueron dedicados a la actividad pastoral en los pueblos puneños.
Por la mañana, autoridades municipales y vecinos le realizaron un homenaje por su extensa labor pastoral y le entregaron reconocimientos demostrándole su afecto y agradecimiento por su servicio evangelizador. La intendente de Humahuaca, Karina Paniagua, le dedicó unas palabras: «Usted fue el sostén en muchos momentos difíciles de mi transitar en la gestión. Tal vez la gente lo ignora, pero usted siempre me contuvo espiritualmente y lo sigue haciendo», expresó.
A continuación, tuvo lugar la caminata “Las huellas evangelizadoras de nuestros sacerdotes claretianos”, de la que participaron las instituciones de la comunidad quebradeña. El obispo emérito partió, junto al padre Miguel García, desde la catedral Nuestra Señora de la Candelaria y recorrió las calles céntricas de Humahuaca hasta el complejo juvenil del mismo nombre, mientras recibía los saludos y afectos de la feligresía.
Al ingresar al predio, el homenajeado fue recibido con aplausos fuertes. Durante el acto se leyó la Resolución N° 585 / 2024 a través de la cual el Concejo Deliberante declaró a ambos religiosos claretianos “Ciudadanos Ilustres” por su labor pastoral y contribución al bienestar de los ciudadanos.
A la vez, monseñor Olmedo recibió de las diferentes instituciones obsequios por su servicio pastoral al frente de la Prelatura. Entre ellos, una bandera argentina para escritorio tejida por artesanas y un poncho de hilo de oveja.
«El padre Pedro realizó muchas cosas a lo largo de más de 50 años. Recién ordenado vino a la Prelatura, toda una vida entregada al servicio, a la pastoral, con un compromiso social por los que menos tienen, los más necesitados, humildes y frágiles, siguiendo el espíritu de Jesús misionero, que siempre puso su mirada y atención en los más vulnerables», expresó el párroco David Bazán.
Allí, el obispo emérito de Humahuaca celebró su última misa en la prelatura, ante una importante cantidad de devotos que llegaron inclusive desde parajes aledaños, como Iruya, El Aguilar, Abra Pampa, Nazareno o Susques.
Con su acostumbrado humor, al momento de dirigir unas palabras a los presentes, monseñor Olmedo expresó: «Ay Dios mío, pero si ya les hablé muchas veces, muchos años y no me llevan el apunte».
«Lo que tiene esto es una expresión de cariño importante, y a mí no me gustan mucho estas cosas, pero los agradezco mucho por todo el cariño, es demasiado», agregó, y sincerándose, concluyó: «Debo la manera que soy a ustedes. Muchas gracias por todo lo que aprendí acá».
La jornada concluyó con un brindis ofrecido por el pueblo, en el que también se escucharon anécdotas de los vecinos.
«De niño jugaba a ser curita y llego al sacerdocio. De grande jugo a ser obispo y Dios, desde siempre, lo tenía predestinado para el episcopado». Con esas palabras, desde la prelatura de Humahuaca compartieron un video homenaje con fotografías de distintos momentos vividos junto a este religioso que dejó una huella imborrable en la región, reconociendo su entrega, trabajo y dedicación a lo largo de tantos años.
Sobre monseñor Olmedo
Pedro Olmedo Rivero, misionero claretiano, nació el 21 de octubre de 1944 en San Juan de Aznalfarache, Sevilla, España. Actualmente, es obispo emérito de la Prelatura de Humahuaca.
Su primer destino dentro de la prelatura fue Mina Pirquitas, junto al padre Pepe Murillo. Estuvo en Humahuaca dos años, formando a los seminaristas, y luego fue destinado a Iruya, donde vivió la misión compartida en una comunidad mixta. El 24 de febrero de 1991, fue nombrado administrador apostólico.
El papa Juan Pablo II lo nombró obispo prelado de Humahuaca el 7 de julio de 1993, siendo consagrado por Arsenio Raúl Casado, obispo de Jujuy, el 25 de septiembre del mismo año. Se convirtió en un pastor para un pueblo de pastores, un pastor con olor a oveja, siempre cercano.
Después de 26 años de acompañar y guiar a la Prelatura, el 23 de octubre de 2019, el Papa Francisco aceptó su renuncia por edad. Fue sucedido por monseñor Florencio Paredes Cruz.