El diputado de La Cámpora recibió a Emilio Pérsico para armar un frente que no se encolumne detrás del gobernador bonaerense. La filtración detonó una reunión de la organización. El «enemigo» en común.
Máximo Kirchner recibió el jueves 22 de agosto a Emilio Pérsico y a Mariel Fernández. El primero, titular del Movimiento Evita; la segunda, de la misma agrupación e intendenta del partido bonaerense Moreno. ¿Cuál era el objetivo del diputado Camporista? Crear un frente con presencia territorial que no se encolumne detrás del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Durante el encuentro se plantearon distintas estrategias para posicionarse ante el futuro armado electoral. Y La información llegó a oídos del Poder Ejecutivo bonaerense
La reunión, confirmada a PERFIL por fuentes al tanto de esas negociaciones, generó un ruido absoluto en la organización territorial. Dirigentes del Evita comenzaron a criticar en voz alta la estrategia de Emilio Pérsico. Es que el piquetero considera que Axel Kicillof no le dio el espacio que le corresponde en la gestión bonaerense, a diferencia del trabajo que vienen realizando otros hombres fuertes del Evita como Gildo Onorato y Eduardo «Cholo» Ancona.
Pérsico buscó por todos los medios que el gobernador apoye explícitamente a su esposa, Patricia «Colo» Cubría, candidata a intendenta de La Matanza, en las elecciones de 2023. Eso no sucedió y el visto bueno lo mantiene, a pesar del procesamiento por presunta violencia de género, el actual mandatario matancero, Fernando Espinoza.
Por su parte, Máximo Kirchner apoyó en 2023 a Leo Grosso, también del Evita, para enfrentar en San Martín a Fernando Moreira, delfín de Gabriel Katopodis. Grosso perdió por amplia diferencia.
Onorato entiende que el líder natural del espacio es Kicillof. En simultáneo, Pérsico cree que lo destratan, por lo tanto fue a tejer una alianza con Máximo. Lo llamativo -o no- de esto es que La Cámpora siempre detestó al Evita y viceversa.
A comienzos del 2020 la disputa por las unidades de gestión para la administración de planes y cooperativas llegó a todos los distritos. Pero ahora el enemigo en común los volvió a unir. Ese enemigo, en la mirada de Máximo Kirchner, es el gobernador bonaerense.
Con este panorama, el lunes 26 de agosto, a las 9 de la mañana, comenzó una reunión muy tensa de las máximas autoridades del Evita. El cónclave fue «espeso», a tal punto que todo se encaminaba a un quiebre oficial. Al finalizar la misma, producto de las filtraciones, distintos dirigentes coincidieron ante este medio que «no hay vuelta atrás» dentro de la organización pero que la pelea seguirá por lo bajo.
«La discusión es por el horizonte. Pero no van a romper del todo. El Evita vale si mantiene la unidad. Gildo puede tensionar pero sabe que la figura es Emilio», analizó un histórico dirigente del espacio. /perfil.com