Tenía 34 años y era considerado el rey de las fugas. Su paso por Tucumán y su relación con tres bandas condenadas por narcotráfico.
El narcotraficante Federico “Morenita” Marín fue abatido ayer domingo en un enfrentamiento con la Policía Federal (PFA) ocurrido en la localidad correntina de Itatí. Estaba prófugo y, desde hacía semanas, se sospechaba que se escondía en una isla paraguaya sobre el río Paraná. En 2011 había sido detenido en Leales con 500 kilos de marihuana.
Desde el Ministerio Público Fiscal informaron que Marín fue abatido en Itatí después de mantener en la calle un enfrentamiento a tiros con personal de la PFA, en un hecho registrado alrededor de las 21.45 del domingo. Tres hombres de la fuerza resultaron heridos.
El cuerpo de Marín fue trasladado, en principio, al hospital de Itatí, localidad ubicada a 70 kilómetros de la ciudad de Corrientes. El intento de detención de Marín ocurrió en la calle Los Benedictinos casi Gamarra, en cercanías de la terminal de ómnibus de la localidad.

En las imágenes difundidas en redes sociales, se observa a una hija adolescente del narcotraficante y a quien sería la pareja de él, Lourdes Alegre, en llanto y en un evidente estado de nerviosismo. Incluso, en momentos en los que la menor increpa a la policía al grito de «Me dejaste sin papá».
Desde mediados de febrero nadie sabía el paradero de «Morenita » Marín, condenado como uno de los tres capos que manejaba el tráfico de marihuana paraguaya en la ciudad correntina de Itatí.
En pleno feriado XL Marín -quien desde fines de 2022 tenía prisión domiciliaria- pidió permiso a la Justicia para salir de su casa a ir a atenderse a un hospital por unas hemorroides sangrantes. Pero todo era mentira, como se descubrió después.
Reubicado en un lugar secreto de la Provincia de Buenos Aires con su mujer y sus cinco hijos luego de declarar como arrepentido, «Morenita» llevaba una tobillera electrónica de monitoreo, por eso se detectó que había dejado su domicilio.

El primer alerta fue un lunes. La División Vigilancia Electrónica avisó al Tribunal Oral Federal Nro 3 de Capital (que controla la ejecución de pena de Marín) que el narco se había alejado de su casa. Acto seguido el TOF le pidió al Programa de Protección de Víctimas y Testigos que chequeara la situación.
Desde el programa llamaron a Marín quien atendió el teléfono y les dijo que había ido a un hospital a atenderse por los hemorroides. Como «Morenita» avisó al Programa cuando volvió a su casa (y esto se corroboró), la cosa no pasó a mayores.
El martes subsiguiente ocurrió algo similar.
La tobillera de Marín volvió a delatar que se había ido de su casa. Esta vez «Morenita» no atendió el teléfono. Cuando se le preguntó a su esposa donde había ido ésta les dijo que nuevamente al hospital. Sin embargo, la policía fue a ese establecimiento médico que decía la familia y se corroboró que nunca se había atendido allí.
El testimonio de Marín fue clave para procesar y llevar a juicio a dos intendentes, policías, gendarmes, abogados y al ex juez federal de Corrientes Carlos Soto Dávila y a dos de sus secretarios, estos últimos juzgados actualmente en Corrientes. Todos terminaron condenados.
Marín apareció en el radar de la Justicia Federal en 2015. Y su suerte quedó marcada por la megacausa “Sapucay”, que permitió establecer cómo tres bandas narcos actuaban con impunidad en Itatí, incluso con complicidad del poder político…
Según la investigación de la PROCUNAR, a cargo de Diego Iglesias, la banda de Marín enviaba cargamentos de marihuana a Tucumán, Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Chaco, Buenos Aires y la Villa 21 de la Ciudad de Buenos Aires. “Morenita” recién fue apresado en octubre de 2018 cuando una patrulla de Gendarmería rodeó su casa, en Itatí.
El hombre estaba fuertemente armado y se entregó después de una larga negociación. En la causa Sapucay, el capo narco correntino firmó un juicio abreviado por 12 años de prisión tras aceptar la imputación de ser miembro de una asociación ilícita, y coautor en el comercio de estupefacientes agravado por servirse de menores de 18 años y por la participación de funcionarios públicos.
Como había declarado como arrepentido, la Cámara de Casación le redujo la pena a la mitad. Preso en el Penal de Marcos Paz, se el concedió la prisión domiciliaria el 9 de noviembre del 2022. Ya todo el mundo sabía que el había declarado en la Justicia, incriminando incluso a socios narco, y su vida tras las rejas no valía nada.
Cuando el se hizo humo la familia decidió volverse en pleno a Itatí. Una vez más «Morenita» no pudo cortar los lazos y cayo esta vez, bajo las balas policiales.
La historia de «Morenita» en Tucumán
En agosto de 2011, “Morenita” fue detenido por haber trasladado un cargamento de unos 500 kilos de marihuana desde Corrientes. La organización a la que pertenecía lo eligió para que negociara con narcos tucumanos. Fue atrapado en Villa Fiad.
Después de una breve estadía en la Seccional 7°, Marín intentó escaparse al poco tiempo de haber sido detenido. Según consta en el expediente, habría intentado sobornar a los policías de la seccional 7°, ya que le dejaron abierta la puerta del calabozo que ocupaba. No pudo abordar el auto que lo esperaba en la plaza de Villa Luján porque un uniformado, que no habría participado en el arreglo, lo descubrió cuando estaba a punto de escaparse.
Marín esperó en el penal de Villa Urquiza el juicio abreviado, por el que recibió cinco años de condena, recién en 2014. Estuvo detenido hasta que se le venció la prisión preventiva. Recibió permiso para regresar a su provincia, con la condición que se presentara un vez por mes. Lo hizo un par de veces, pero después nunca más regresó, por lo que se ordenó su captura.
En diferentes investigaciones «Morenita» Marín fue mencionado como distribuidor mayorista de «La Jefa» Sánchez, «La banda de Trayán» y del «Gordo Vaca«, tres condenados en nuestra provincia por tráfico de drogas. /La Gaceta- El Litoral- Clarín