La noche del 19 y 20 de enero de 1974, el ERP intentó copar el Regimiento Blindado de Azul, Buenos Aires.
Hace cincuenta años y a solo 100 días que el General Perón había asumido la presidencia de la Nación por tercera vez, el país fue víctima de un grave ataque. Un grupo guerrillero (así definido por las agencias de noticias) pretendió copar el Regimiento de Caballería Blindada de Azul.
La intentona recibió una espontánea y generalizada repulsa por parte de casi todos los sectores de la vida nacional, entre ellos, organizaciones empresarias, rurales, políticas, sindicales, sociales y religiosas. El atentado fue considerado como el mayor perpetrado contra una dependencia militar desde la aparición de la guerrilla en la Argentina.
La acción se desarrolló en la noche del 19 al 20 de enero de 1974, cuando el Congreso Nacional por esos días y en sesiones extraordinarias, debatía un proyecto del ejecutivo nacional que planteaba 21 reformas al régimen penal. La iniciativa castigaba con mayor severidad secuestros, extorsiones, atentados e incitación a la violencia, entre otros delitos.
Los acontecimientos
El ataque fue protagonizado por 70 u 80 individuos, entre ellos numerosas mujeres que se identificaron como pertenecientes al ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo, brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores o PRT). El grupo era comandado por Enrique Haroldo Gorriarán Merlo y Hugo Iruzun. El primero protagonizaría 15 años después y de nuevo en pleno estado de derecho, el recordado asalto al Regimiento de Infantería Mecanizada 3, de La Tablada, durante el mandato del presidente Raúl Alfonsín y que dejó un saldo de 42 muertos.
Pero volviendo al intento de copamiento del Regimiento de Azul, todo comenzó aproximadamente a las 11.30 de la noche del 19 de enero de 1974. A esa hora llegaron al portón del cuartel dos camiones con toldos, diciendo que transportaban un contingente de soldados procedentes del Regimiento de Magdalena. De pronto y en una rápida acción, un grupo se apeó de los vehículos y copó la guardia, acción en la que murió el cabo Daniel González.
Momentos después de la primera acción, arribó al lugar el Tte. Cnel. Jorge Igarzábal, subjefe de la unidad y jefe de Artillería, quien fue reducido y tomado prisionero. Mientras tanto, otro contingente subversivo ocupó la vivienda del jefe del Regimiento, coronel Camilo Arturo Gay quien fue asesinado al intentar resistir el asalto. Asimismo, su esposa Hilda Irma Casseux fue tomada como rehén junto a sus dos hijos, una adolescente de 16 años y un niño de 9, más un amiguito de estos. Ya prisioneros, se los trasladó a otra dependencia del regimiento donde la mujer fue herida de gravedad, falleciendo horas después en el hospital de Azul.
A todo esto, el resto de los grupos invasores intentó tomar el polvorín y la plaza de armas, pero sin lograr sus objetivos debido a que los jefes de la guarnición ya habían logrado organizar la resistencia. Y más aun, estaba en camino la ayuda solicitada a guarniciones vecinas, entre ellas la de Tandil.
Ante la resistencia encontrada, Gorriarán Merlo optó por retirarse del teatro de operaciones sin avisar al resto de los intrusos, lo que causó que varios de ellos quedaran atrapados en el interior del cuartel. Por esta acción, más tarde Gorriarán Merlo fue degradado por el ERP y en castigo enviado a Córdoba para que «trabajara en una fábrica», según su biografía.
El saldo de aquella trágica noche fueron cuatro muertos, dos militares, un civil y uno de los asaltantes. El coronel Camilo Arturo Gay falleció esa misma noche, en tanto el teniente coronel Jorge Igarzábal fue acribillado a balazos nueve meses después en el interior de un armario metálico, el 19 de noviembre de ese año. El hecho ocurrió cuando era trasladado de una «cárcel del pueblo» a otra.
Y entre los heridos graves de Azul figuraban un salteño, el teniente primero Alejandro Domingo Carullo y el cabo primero Manuel Ernesto Caballero, oriundo de Jujuy.
La razón del intento de copamiento de Azul fue que la organización guerrillera (ERP) necesitaba hacerse de material explosivo y armas para desarrollar su actividad rural y subversiva en Tucumán. Este fracaso llevó al ERP a que meses después realizara operativos similares en otras regiones del país.
Repercusiones
La primera reacción adversa al intento de Azul partió del presidente Perón, quien en la noche del 20 de enero dirigió un enérgico discurso por cadena nacional donde no solo condenó el accionar del ERP sino que además, acusó a ciertas autoridades provinciales de «tolerancia culposa». Más adelante dijo : «Ya no se trata de grupos de delincuentes, sino de una organización que actuando con objetivos y dirección foránea atacan al estado y a sus instituciones como medio de quebrar la unidad del pueblo argentino y crear el caos…». Finalmente advirtió que con la reforma penal «estar fuera de ley será ahora una cuestión peligrosa». Y así fue que cuatro días después el Congreso Nacional convirtió en ley las reformas del Código Penal, mientras ocho diputados de la JP (Montoneros) renunciaban a sus bancas por estar en desacuerdo. Otros se hicieron los distraídos y no renunciaron.
Como dijimos anteriormente, el ataque al Regimiento de Azul fue repudiado unánimemente por casi todos los sectores de la vida nacional. Así fue que el doctor Ricardo Balbín, titular de la UCR, se entrevistó con el presidente Perón en Olivos para analizar los acontecimientos. Al salir de la reunión dijo a la prensa que el discurso del presidente había sido condenatorio y que «palabras más, palabras menos, yo habría dicho los mismo». /El Tribuno Salta