El líder de la banda tendría como proveedora a una mujer y al menos un niño de 12 años para hacer las entregas.
Luego de más de cinco horas de trabajo, sobre la Ruta Nacional 34 a donde interceptaron un automóvil con narcos, los efectivos de la Dirección General de Drogas Peligrosas lograron apresar a un importante «dealer» que movilizaba droga a distintas localidades del interior de Santiago del Estero.
El operativo se llevó a cabo cerca de Herrera, más precisamente a la altura del kilómetro 581 cuando los efectivos de la Comisaría local realizaban un control vehicular de rutina.
Así fue como cerca de las 18 hicieron detener la marcha de un automóvil Fiat Idea, porque no tenía las luces correspondientes. Allí se determinó que se trataba de un sujeto de apellido Sosa (40) residente en el barrio Cooperativa quien iba acompañado por un joven de apellido Belizán (23) del Bº Belén.
Además, en los asientos traseros del rodado se encontraba un niño de 12 años, quien al igual que los adultos reside en Colonia Dora.
En ese momento los efectivos le solicitaron al conductor la documentación del rodado.
Sosa mostró los papeles. Mientras revisaban la documentación los uniformados notaron que los adultos se encontraban muy nerviosos por lo que les pidieron que mostraran qué tenían dentro de la mochila que llevaba el acompañante entre sus piernas, tratando de ocultarla.
En ese momento los hicieron descender del vehículo. Los adultos comenzaron a contradecirse sobre el lugar desde donde venían y qué era lo que andaban haciendo por lo que las sospechas se acrecentaron.
En ese momento Sosa admitió que llevaba marihuana por lo que de inmediato se solicitó autorización al Dr. Sebastián Argibay —juez Federal de turno—, quien ordenó que requisaran las pertenencias de los acusados y la mochila.
Personal de Drogas Peligrosas con asiento en Añatuya llegó al lugar y al revisar la mochila notaron que los acusados tenían más de 600 bagullos de nailon con sustancia vegetal deshidratada haciendo un total de casi un kilo de marihuana.
Mientras que también hallaron una piedra de cocaína de gran porte. En el vehículo también hallaron un revólver calibre 38 largo. Cinco teléfonos celulares, una balanza digital y más de $135.000 en efectivo.
Según las averiguaciones de los investigadores, los acusados se desplazaban desde Colonia Dora —donde residen— y ya habían pasado por Garza y Mailín entregando «mercadería» a sus clientes, quienes a su vez obtendrían la sustancia para revender.
Por orden de la Justicia, el menor —familiar de uno de los acusados, que era utilizado como «soldadito»— fue entregado a sus padres mientras que Sosa y Belizán fueron trasladados a sede policial donde quedaron detenidos acusados de tráfico y comercialización de sustancias tóxicas.
El supuesto líder ya estuvo tras las rejas hace dos años
Si bien por ahora todo es materia de investigación judicial, fuentes cercanas a la causa develaron que el cabecilla de la banda sería Sosa y que éste a su vez utilizaba a menores para hacer entregas de las sustancias tóxicas en varias ciudades.
Según se supo, el vecino del barrio Cooperativa ya estuvo tras las rejas hace dos años por el mismo delito: en ese entonces fue apresado con posesión de sustancias tóxicas en su casa. Luego de cumplir la sentencia impuesta, Sosa aparentemente retomó el comercio de las drogas, pero esta vez al parecer no solo vendía en su lugar de residencia sino que también hacía entrega en otras localidades.
Una «proveedora» en apuros y clientes desesperados
Según revelaron fuentes cercanas a la causa, Sosa tendría alguien que lo provee de sustancias y si bien hasta el momento no fue indagado, habría dejado «escapar» que la sustancia la recibe de una mujer.
Las pesquisas indicaron que el supuesto líder narco acopiaba mercadería en su inmueble en «Dora» la que era entregada por una importante «proveedora» que al cierre de la presente edición estaría siendo investigada.
Quienes también estarían en apuros serían los «clientes» de la banda que quedaron esperando la mercadería durante toda la noche del viernes.
Al ver que sus pedidos no llegaban, los supuestos «revendedores» enviaban mensajes a sus vendedores —que por ese entonces ya estaban presos— y les decían: «¿Y, ya llegan?», entre otros escritos de la misma índole. Lo que por estas horas desvelaría a «clientes» sería la información que la Justicia ordenó que se extraiga de todos los aparatos secuestrados. Cabe remarcar que hallaron cinco celulares que serán «exprimidos» por los peritos informáticos.
Fuente: El Liberal